Préambulo

A día 3 de Diciembre del primer año de la segunda década del siglo XXI, los 4 pardillos con el nombre de Pelvis (el becado), Tomátic (el que pone coche), Palomo (el bailarin), y Silencio (el parlanchín) emprendieron la aventura.

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Jornada I: En la que la pardillada no le corresponde el camino

Fueron partidos rumbo a Perpignan, muy a pesar de las cuantiosas adversidades en la carretera, cogiendo las autopistas en el sentido contrario dos veces, llegados en hora no realmente temprana se dispusieron a hacer parche. No fueron precisamente existosos, con la negativa de actuar en terrazas, con motivo de que alcalde lo tiene prohibido. La cosa cambió al dar con el bar de Paco, natural de Barcelona pero con acento andaluz, punto de inflexión a partir del cuál en la avenida de las paraditas cantaron las 3 canciones comodín de forma enérgica y afable. Siendo contrarios a su deseo de continuar con el digno deber del parche eran invitados a cerveza una y otra vez. Especialmente en la paradita del portugués. Prosiguió la tarde de bar en bar con cálido recibiento. Visitaron la plaza de la Republic y subieron a una noria. Aquellos bares que antes no los querían acabaron pidiendoles que tocaran. En el tío Pepe fué dónde se armó la gorda todos bailando encima de la barra, sobretodo el portugués, con autoservicio de roncola sin cola y chupitos incluidos. A continuación, ocurrió un despilfarre económico en forma de cubatas en el Boca Boca. Se bailó más de dos horas. Sin lugar alguno para pasar la noche más que los asientos del coche, en el muy último momento concocieron a Hannah, una londinense de erasmus que no tuvo problema con dar techo y cobijo.

 

Jornada II: De donde se ejercitaron sus habilidades en el arte del patinaje

Saliendo a mala hora, no quisieron llegar a Tolouse sin una debida pausa en la medieval ciudad de Carcassone. La parada de 20 minutos se convirtió en media tarde no por otra razón que en la plaza mayor había una pista de patinaje sobre hielo. Claramente tenían que ir. Aún no habiendo comido sino una patata cocida como si fuera un bocadillo, la cuál resultó no enteramente de su agrado, por fin nuestros pardillos se dispusieron a ejercitar el noble arte del patinaje. En tanto que se sucedieron las caídas y la lluvia, el hermano Pelvis procedió con serias dificultades, no debido a sus limitadas habilidadas sino por su Noble Capa de Tuno. Quedaron realmente mojados, sin embargo, contra todo pronóstico no tuvieron contusiones o amputaciones dactilares. En medio de la tempestad y un diluvio casi universal se retiraron en su arca Ford Focus con la tonada de Juego de Tronos dejando atrás el majestuoso castillo.

Ya desplazados en el Capitol de Tolouse tocaron en las terrazas, sacando un suculento parche. Luego de una cena mas bien modesta (con el propósito de vivir la experiencia tuna a petición del pardillo Tomàtic) con el vino del contrato ex ante del viaje, encontraronse con el compañero Ketama, antiguo miembro de la Tuna que reside en Tolouse, bajo la lluvia intensa. Entraron en calor en un local Mejicano con la camarera Daniela en la barra. Se animó la noche con la Bamba y el mix de reguetón. Quisio ser que entre el bar y la sala de baile se formará una multitud que no paraba de cantar. Luego acabaron en el local sin pausa en el movimiento de caderas. En su siempre pronto retorno a casa y con la aurora abriéndose paso, vislumbrese en el horizonte un carrito ambulante de perritas calientes que no perritos calientes, cuando el hambre llamó a los pardillos. Para ganarse el pan y las salchichas sonaron los versos de "El Rey" con gran excitación de los mercaderes. No fué así mismo el caso de una vil residente, que se sintió molestada y emprendió acciones por su cuenta llamando a la policia. Los vendedores se vieron obligados a marcharse despavoridos mientras proveían de sus deliciosos manjares a nuestros pardillos sin cobro alguno.

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Jornada III: En el que ella le respondió con un "si quiero"

Despertándose tarde cuando la merienda podríase llamar almuerzo, el azar quiso que conoceran el Irish Pub. Se montó la tarde entre canciones y pintas. Al anochecer se repitió el parche en la plaza del Capitol para financiar la cena. Y menuda cena, calculandose π por radio al cuadrado se comieron pizzas en abundancia. En un restaurante de la pintoresca plaza se les acercó un gentil con una petición especial, quería proponer la muy antigua institución del matrimonio a su querida amada. Interpretando una hermosa canción se arrodilló, preguntó y le respondió con un si. Ovaciones y aplausos tuvieron lugar. Más tarde, volvieronse al bar mejicano con Daniela y conocieron unas vascas, no mas cometieron el error de pardillo de perderlas de vista y acabar en una disco mas bien pequeña y vulgar, animando la tranquila noche con musica al salir.

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Epílogo: De cuando el peaje costó un riñón

Las 5 horas de coche fueron agradables y calmadas. Se procedió a descansar del trayecto en la frontera Francia-España. Entraron en un local con productos de grandes cantidades y precios de buen ver. Aún así, se alimentaron de pan con tortilla de patatas con chorizo. Hasta aquí fueron narradas las aventuras de la Pardillada en el Sur de Francia. Se deja aquí constancia en el decimoprimero día del muy último mes del año dos mil veinte y uno después del nacimiento de Nuestro Señor.