Le podríamos llamar el cuatro pesetas y es que nadie daba un duro por él. Pero después de un breve periodo de meditación, aprendió el noble arte del bordón y ahora no se pierde una ronda, procurando siempre ser de los últimos que quedan en pie, eso si, siempre y cuando haya algo que le interese cerca. Si no, desaparece o se esconde detrás de una barba, cuyas formas varían a diario. Compañero de incontinencia del resto, porque menudos motes tuvo cierta generación.

Padrino: Formol

Instrumentos: guitarra, bandurria frustrado

Rango: Tuno

Cargos: sin cargos (y si los tuviera no se acordaría)