2017189Llega la crónica del viaje de setiembre, época de vendimia y de aventuras de Tuna. Mientras comienzo a escribir estasl íneas aún estamos en un viaje que nos ha llevado del sur al norte de la costa adriática. En Dubrovnik no faltaron las alusiones a Juego de Tronos, ni el striptease de Cherokee enel puerto. Para entonces Meo ya había propuesto cambiarle de mote a Avecrem, aún está por ver. Después de vivir del risotto que nos preparó Grima salimos a pegar el parche y de lo bien que lo hicimos cayó un chaparrón de los que no puedes ni hablar.

San Tuno, salvo sus caprichos meteorológicos, nos brindó a la noche siguiente la oportunidad de que la mitad del grupo se fuera a petarlo a la discoteca, que Piolín retara a una breakdancer y que Grima y Meo hicieran de las suyas. La otra mitad, liderada por Derrama, la versión no abstemia de nuestro querido becado, fue dando tumbos hasta casa. 

Mostar estuvo pasado por agua. Acogimos a un refugiado de la guerra de los Balcanes en un taxi que tardó seis eones en encontrar el apartamento. Con el hombre en cuestión nos aprovisionamos de víveres para pasar la estancia. Grima empezaba a sentir una fugaz sensación calonturrienta y nos dimos cuenta que Ketama y Piolín son el nuevo Virgen y Plastas. Salimos del país donde la campesina tiende pieles de lobo en vez de camisas, y volvimos a Croacia.

En la frontera retuvieron el autobús por culpa del punki de Cherokee, y estuvieron a punto de hacerle un test que le hubiera valido la friolera de tres años detrabajos forzados reconstruyendo carreteras. Llegando a Split, nos informan que las carreteras a Zadar están inundadas. El oráculo de Grima lo vió como una señal de San Tuno que nos quedaramos. Sin querer desmerecer, el tormentón que caía no daba lugar a otras interpretaciones. Nada destacable que se pueda poner aquí y llegamos a Ljubljana, la tierra prometida, la ciudad universitaria del trayecto. Los eslovenos estaban contentos por haber machacado a España en el Eurobasket y a nosotros nos fue fácil disimular la enorme tristeza que llevábamos encima. 

2017183En la noche del Pubcrawl a Malabares casi lo matan dos veces, Piolín se enamoró de una alemana y Grima bebía y bebía del cuerno de la sabiduría y junto a Meo pusieron rumbo a una noche bizarra de gente acorralada por elapocalipsis acuífero que asediaba la ciudad. La otra noche en Ljublana llovió (!). Acabamos en una discoteca (!). Sin más. Ayer en Venecia nos invitaron a un piscolabis y luego comenzamos a pegar el parche. De lo mal que sonábamos decidimos bebérnoslo todo para afinar, ya que por suerte en lastres terrazas las parejas adineradas soltaron pasta para cuatro botellas de Chardonnay. Después de un misterio de dolor a Malabares por no seguir órdenes expresas de un servidor, en el que personalmente intenté fallidamente arrojarlo a uno de los canales, comenzamos a dirigirnos sin ningún tipo de rumbo dando círculos y eses. En Venecia o te has pasado el Assassin's Creed o estás en una ratonera. Ahora acabamos dedejar a Mr. Rockefeller con su taxi camino a un aeropuerto, y nosotros al otro. Fin.